fui fuuuii

jueves, 13 de agosto de 2009

que asquete














Tee amoo (L)(L)
Todos tenemos un monstruo o un fantasma adentro que no nos gusta, entonces creamos un sistema de seguridad para que no se note. Mantenemos el monstruo agarradito para que no salga ni se vea. Pero a veces el sistema de seguridad falla y el monstruo ingresa, y ahí quedamos expuestos. A veces eso que tanto queremos ocultar queda a la vista y nos avergüenza. Nos sentimos desnudos, sentimos que todos ven lo que en verdad somos, y somos algo que odiamos. Como si hubiera un Mr. Hyde en nosotros, como si el verdadero ‘yo’ fuera otro, y eso asusta. Nos asusta que falle el sistema de seguridad, que Mr. Hyde se desate y haga alguna locura. Vivimos alertas, atentos, vigilando el monstruo. Y así creamos mecanismos, defensas, nos aislamos, todo para que ese supuesto monstruo no salga a la luz. Cualquier cosa que nos saque del lugar seguro nos da miedo. Nos da miedo lo nuevo porque puede provocarnos cosas desconocidas. Odiamos a nuestro monstruo porque desea justamente las cosas que nos dan miedo. Queremos esconder a toda costa esa parte nuestra, esos deseos que nos inquietan. Son deseos que supuestamente no tendríamos que tener y nos esforzamos por reprimir. Son deseos que nos dan culpa, vergüenza. Deseos que van en contra de la moral, de lo que debe ser. Nos odiamos cuando nos dominan las pasiones. Nos odiamos cuando todos ven eso que queremos ocultar. Odiamos las fallas de seguridad, esos huecos que nos desnudan y muestran nuestras miserias. Pero la verdad es que a todos nos pasa lo mismo, todos tenemos un monstruito adentro ¿y sabés que hay que hacer con eso? Reírse de él. Ridiculizarlo, perderle el respeto y el miedo. Reírnos de nuestras cosas oscuras. Aceptar quienes somos, reírnos de nuestros miedos. Ridiculizar nuestros fantasmas. Reírnos a carcajadas de nuestras miserias. Permitirnos ser quienes somos y desear lo que deseamos. Bajar las defensas, aceptar las fallas de seguridad, y dejar que Mr. Hyde salga, porque en definitiva ese monstruo es también quien somos.
Amores clandestinos, secretos, amores reprimidos, prohibidos, amores furtivos, pasionales, amores tormentosos.Un amor clandestino es un escape constante, es incomodidad, adrenalina, tensión. Es ojos que no ven pero corazón que presiente, es un momento privado, inconfesable.¿Quién no tuvo un amor secreto, clandestino?¿A quién no lo enciende un amor pirata?Mi amor es un amor pirata, así como un parasito que se alimenta de chocolates y de llanto y de soledad pero sin besos ni palabras ni nada.Cuando amamos, el corazón del otro es un tesoro, y cual piratas queremos arrebatar ese tesoro sin importar si tiene dueño o no.Nos atrae el amor clandestino, secreto, porque el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y solo nuestro. La complicidad es un guiño, una aventura, y al amor le encanta la aventura.En el secreto cómplice hay libertad, porque escapamos de la mirada de los demás y nos permitimos ser libres, rebeldes, aventureros como los piratas. El amor secreto, es mágico, cuando deja de ser secreto se vuelve real, y el amor real es un poco más complicado.El amor pirata no conoce el miedo, aborda, conquista, arrebata y roba. Y a veces paga las consecuencias.Un amor pirata es un amor que no puede ser y es por eso que nos atrae tanto.

viernes, 7 de agosto de 2009